En el post de hoy les quiero hablar de algo que me parece muy importante a la hora de viajar y tal vez por el afán y la emoción del viaje (ya sea de ida o vuelta) lo pasamos por alto. Resulta que a esta hora debería estar aterrizando en Washington DC, pero no es así, me encuentro hospedada en un hotel (pagado por mi aerolínea) esperando a que sea mañana para poder viajar a DC en el primer vuelo.
¿Qué pasó?
El temor de todo viajero, quedé estancada en el aeropuerto y mi itinerario de viaje se retrasó un día entero; todo porqué el avión en el que debía abordar tenía requisito de inspección y hasta que esto no se hiciera pues no podía despegar. Muchísimas personas estaban molestas, pues este ere el segundo día (seguido) que les cancelaban el vuelo, it was crazy ! la policía tuvo que permanecer en la puerta de embarque por seguridad de los operadores de la aerolínea; algunos bendecidos y afortunados no les afectó este retraso; a mí sí.
Entonces la aerolinea nos propuso dos opciones:
1. Esperar que el avión pasara la inspección y el vuelo se reanudara (lo cual podía suceder dos horas después) y viajar a el Salvador y una vez allí con la conexión perdida a DC nos ubicaran en la siguiente conexión, ó
2. Viajar al día siguiente en vuelo directo a Washington DC y hospedarnos en un hotel pago por la aerolínea.